lunes, 30 de diciembre de 2013

Cristiano, la ambición del fútbol moderno






Hay jugadores llamados a marcar una época. Los retos de este jugador nacido en el barrio de "Quinta do Falcao" en la isla portuguesa de Madeira siempre van un paso por delante. Ayudado por su propia autoexigencia, desde sus inicios en el humilde Andorinha ya se vislumbraba que estamos ante un jugador especial.



Su velocidad, regate y uno contra uno lo llevaron con 12 años del Nacional de Madeira al Sporting de Lisboa. Allí, su destreza con el balón controlado convenció a los ojeadores lisboetas de que su excelente talento, imaginación y habilidad eran unas características innatas que añadir a su mayor cualidad, la personalidad. Esa que con 18 años ya había decidido que no iba a ser un extremo más de la prolífica cantera sportinguista, cómo Quaresma, Nani o Simao, si no que iba a tener ciclos de 6 años (2003-2009 en Manchester y actualmente Real Madrid) para con 30 años haber redefinido el modelo de futbolista portugués. Rápido tuvo que readaptar sus objetivos, pues desde su llegada a Manchester ya se convertiría en un jugador importante.






En la Premier Fergusson le dio plena confianza y la dosis de paciencia y serenidad necesarias para acostumbrarse a ganar y liderar un proyecto a la medida que crecían sus retos. Esos que aparecieron por primera vez en el panorama internacional en agosto de 2003, cuando se inauguró el remodelado estadio Jose de Alvalade de Lisboa entre el equipo local y el Manchester United. Su capacidad de encarar y de mostrar que era el inicio del jugador que revolucionaría el fútbol moderno hicieron que 3 días más tarde Fergusson ya lo tuviera fichado y debutando en su amado United.


La final de la Eurocopa de 2004 que su selección perdió en el estadio que le viera nacer frente a Grecia y la muerte de su padre en 2005 reforzaron un caracter que le hace ser odiado por gran parte de las aficiones, pero que también le han hecho crecer y ser capaz de superar todas las adversidades. Capaz de liderar a una selección, cómo a Messi, ganar un gran torneo ínternacional es la asignatura pendiente para una selección que en 2004 nunca había sabido lo que era ganar.



Tachado de excesivo individualismo, el Mundial de 2006 terminaría por romper su alianza con el fútbol inglés. Cuando en los cuartos de final frente a Inglaterra pidió la expulsión de Rooney por una fuerte entrada a su compañero Ricardo Carvalho los tabloides ingleses centraron la ira de su eliminación sobre el jugador portugués, ya nunca volvería a tener una vida tranquila en el país británico. Seducido por el continuo seguimiento del Real Madrid, sus cifras goleadoras empezaron a brillar desde entonces, para una vez que entendió que no podía ayudar más al club de Manchester embarcarse en el proyecto de mayor ambición del fútbol moderno, ese que dice que el fútbol alcanzará una nueva dimensión cuando el club blanco consiga la décima.

Desde su llegada al Real Madrid en 2009, Cristiano sintió fascinación por el hobby de la publicidad. Jorge Mendes le hizo comprender que lo primero es su carrera profesional, esa que le ha llevado a ser uno de futbolístas de referencia a nivel global de la última década. Y para ello, además de evolucionar el concepto de fútbol de su país, de la Premier y la Liga Española y del fútbol moderno también es uno de los encargados de crear iconos de referencia mundial en un selecto grupo de deportistas de élite dónde se encuentran Messi, Vettel, Alonso, Nadal, Djokovic, LeBron o Kobe Bryant.

Dice Carlos Queirós, aquel portugués que durante tanto tiempo fuera el segundo de Fergusson en el United, y que le hizo debutar en la Selección Portuguesa mientras se encargaba año a año de enviar los informes al club dónde también fue entrenador, el Real Madrid, que estamos ante el Michael Jordan del fútbol moderno, capaz de evolucionar en su paralelismo con Messi las bases del deporte rey. Todo es posible, de momento la Liga Española seguirá disfrutando de Cristiano, la ambición del fútbol moderno.



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